Tierra del noble linaje del que tomó su nombre, Solórzano fue en la antigüedad señorío nobiliario y real dedicado a la labranza y el cultivo de viñedos. Aún hoy, su principal actividad continúa siendo agraria, eminentemente orientada al sector lácteo.

El municipio está bañado por el río Campiazo, que nace en este territorio.

El santuario de Nuestra Señora de Fresnedo es uno de sus principales atributos artísticos. Su construcción comenzó en el siglo XVI, aunque la sacristía no fue incorporada hasta 1768. En el interior hay un retablo mayor sin policromía, original de Francisco Vega (1740), y una Virgen gótica con niño del siglo XV.

Solórzano es un territorio rico en yacimientos prehistóricos, como atestiguan las cuevas de Ruchana, Las Palomas, Bortal o Nicanor. Destaca igualmente la «Casa de Campo» edificada en el siglo XVIII y en la que se conservan buenos escudos de los Solórzano, Castillo y Pellón.

Bárcena Mayor

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